Probar la comida de Vicente Torres fue una gran sorpresa, sentada ahí, en la barra de Mercado Roma, no esperaba encontrarme con estas delicias. Comenzamos con un gazpacho ¿Lo diferente? ¡Aceitunas! La presentación perfecta con una flor de jitomate y pepino en cuadritos hizo que me diera pena comérmelo, lo bueno es que no soy de esas que se apenan mucho tiempo, y lo probé. ¡Delicioso!
Seguimos con una tártara de atún servida con masago y un toque de shiso, verán que distinguirán el shiso en cuanto lo prueben, es como menta con wasabi y arúgula, me encanta que lo usen porque es de mis hierbas favoritas, este es un bocado, increíble para abrir la panza y comenzar a disfrutar.
Esto que ven aquí es una maldita delicia, hongos en escabeche con papas, huevo de corral, espuma de pambazo. No tengo idea que demonios sea la espuma de pambazo, hasta donde yo tenía entendido era la fritanga esa rellena de papa con chorizo, y ya busqué por todo san Google y nada, así que si alguien me explica lo amaría. Pero bueno, después mi desvarío, les cuento que es de las mejores cosas del mundo mundial, cremoso, espeso, lleno de sabor, con todo lo que se necesita para enamorarse.
Y ya que estaba toda enamoradota PÚMBALE un Crème brûlée de Foie Gras, azúcar crujiente sobre el cremoso y orgasmico foie gras, ¿Qué les puedo yo decir? Vengan y pruébenlo con un vinito blanco, y luego ámenme por habérselos recomendado.
La croqueta de jamón serrano está buena, pero a mi esas cosas ya no me emocionan porque siento que hay en todos lados, obvio la de aquí es espectacular, así que si les gustan pídanla y serán felices.
Y luego viene una bomba de rabo de rés con cremoso de papa empanizada con pan rallado japonés. ¡Salud! Oyes el nombre y te mareas, cuando lo pruebas, te mareas peor, es una delicia, suavecita, llena de sabor concentrado y espectacular, jugando con las texturas y volviéndote loca de amor.
Y entonces ya comiste como reina, ya te enamoraste, te mareaste, te recuperaste, estás ahí ya medio peda porque todo lo acompañaste con vino, y que llega el taco de lechón. Si, yo también dije ¿Y la tortilla mijo? ¿Pos no que taco? ¿Dónde está el tacooooo? Y luego lo probé y dije, pues no importa, que me queden a deber la tortilla, no necesito que nada opaque esta deliciosura, crujiente por fuera, suavecito por dentro, con naranja para realzar el sabor del estúpido lechón perfecto. Lloras, ¡Llóras les digo! Si, llóras con acento, pa que se sienta que estoy gritando con exageración. Todo lo bueno del mundo, debería venir envuelto en el lechón de Vicente Torres.
Llegamos al final, ya estamos atarantados, y nos ponen una mandarina enfrente, y yo así con cara de ¿Neta? ¿Primero me das un taco sin tortilla y luego me das de postre una mandarina? Pero pues ya ven que los japoneses te dan melón, así que dije, pues bueno, el chef es rarito, que le hacemos. Y no, no era una mandarina, era una réplica PERFECTA de la fruta, la partías y era cheesecake, obvio de mandarina. Cremoso y espectacular, perfecto y sorprendente, hasta lástima daba comérselo, pero pues ni modo de perderse el postre tan rico. (Este casi nunca hay, pregunten a ver si les toca)
Y pues ya, todo fue felicidad en esta noche comida, emociones, desenfrenos y locura, pero más que felicidad fue sorpresas, fue cambiar mi percepción de las cosas, aprender que hay una cosa que se llama pambazo y no es la garnacha, que una mandarina perfecta es un postre espectacular y que los tacos, aún sin tortilla, pueden ser deliciosos.
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Servicio
1 comentario
Qué rico, suena muy bien. En España una vez pedí unos tacos de cerdo o algo similar y en realidad lo que entendí es que le llaman tacos por la forma en que están cortados, que en ese caso eran como cubos, pero supongo que a eso se refieren con “tacos”, quizá trozo o cubo o algo referente al corte. Me gusta tu página, gracias por las recomendaciones y saludos